19 mayo 2011

Victor Toto Valle

Contexto: Finalmente nos encontramos con un quiaqueño que “la pego” haciendo lo que mas le gusta, que es lo mas importante…
Toto: Si, es importante para uno mismo, importante también para el espíritu, para la vida, para mi pueblo.
-Sobre todo es este mundo desvirtuado…
-Si, a veces es muy difícil estar en otro país y hacer cosas que realmente nos gusta y aparte sobrevivir de lo que te gusta.
-¿Cómo ven los gringos lo que haces?
-Ellos nos consideran indios. Dicen “mira allá están tocando indios” y muchas veces los gringos se preguntan ¿de donde vendrán?, vendrán del Himalaya, de Canadá, de México.
-Nuestros rasgos…
-Claro mira, un porteño llega a Alemania y lo ven gringo, rubio, alto y le dicen pase. Pero a mi me dicen: vos no sos argentino, sos negrito.
-¿Qué soñabas cuando eras chico?
-Esto, lo que soy ahora. Siempre soñé con ser músico, mi vida siempre fue así, la música.
-La diversidad de nuestro país, raíces tan divididas…
-Esas raíces las dividimos nosotros, lamentablemente nosotros mismos dividimos esas raíces. Actualmente seguimos viviendo bajo la horma de los zapatos de los españoles. Por eso nosotros no avanzamos porque te aseguro que acá mismo en La Quiaca hay muchas posibilidades para todos. Yo vengo de lejos, de otro país y veo las cosas que hay en La Quiaca y veo que hay muchas cosas para hacer. Y no me digan que no hay trabajo ¡eh! porque acá se puede vivir bien. Porque La Quiaca es un paraíso.
-Compartimos el sentimiento, por eso hacemos esto, conocernos nosotros mismos y que el resto conozca a aquellas personas que menguaron en su sueño. El sueño de ser uno mismo. Que es lo que vemos en vos.
-Casualmente con un amigo hablábamos y el me preguntaba: ¿que soñabas cuando eras chico? Esto lo que soy ahora. Siempre soñé con ser músico, mi vida siempre fue así, la música. Yo soñaba que estaba en un escenario, que hacia grabaciones.
Y me salió. Hay una cosa que siempre dije: “algún día venado, serás cazado” es una frase mágica que tengo para llegar a obtener muchas cosas. Y ahí esta. Se dan las cosas. Pero ¿cómo llegar a ellas? Con mucho amor, con mucha fe y sobre todo creyendo en lo que uno hace.
Y Toto soñó. Y de pronto ya son muchos años que reside en Colonia, Alemania, haciendo sonar su quena y otros instrumentos de viento en un grupo de reconocida trayectoria Alborada.
-Toto: yo entro en el grupo en el año 90 hasta el día de hoy, Alborada es un club deportivo en el Perú, hacían teatro, danzas, fútbol y tenían de fondo al grupo que se llama Alborada, en ese tiempo el director era Fredy Ortiz que es uno de los autores del Ananao y es fundador de Alborada pero ahora ya no esta mas. Es un policía jubilado. Y tiene su banda que se llama Ushpa. En un pueblito que se llama Ocobamba. Es igual que La Quiaca, igualito, estuve ahí. Pero con una diferencia, alla no se habla castellano, todos hablan quechua. Si no hablas quechua estas perdido.
-Contexto: ¿Cómo llegas a Alborada?
-Llego a Alemania en el año noventa. Y por esas casualidades de la vida. Sin trabajo, estaba con mi esposa. Ella me dice: tienes que tocar, esa es tu vida. Hay mucha gente que se para en la calle a tocar. También toca. Como sé tocar música clásica con la quena, lo hice. Era la primera vez que estaba en Europa, con mi mujer. Salí de La Quiaca cuando tenia 16 años, fui a Buenos Aires, después a Mar del Plata.
-Siempre tocando.
-Siempre. Toda mi vida. No hice otra cosa. Cuando estaba en la banda de música acá tocaba la trompeta. Era a mediados de los setenta. Es una historia también mi salida de la banda. En la banda de la municipalidad estaba el maestro Godoy, él enseñaba música clásica. Y yo quería tocar clásico. Y lo que él tocaba yo lo hacia en la quena. Entonces me saco de la banda. Me dijo que no podía tocar música clásica con quena y me despidió. En ese entonces deje la trompeta y me fui a Jujuy, Buenos Aires, Mar del Plata y en el año noventa a Alemania. Y ahí empezó todo. Estaba en Oznabruk, el pueblo donde vivía. Y justo Sixto llega con un grupo a donde yo estaba y le faltaba un quenista. Empecé a tocar, me escucharon y me preguntaron si quería tocar. Les dije: “muchachos yo no se que tocan ustedes”.No arreglamos dijo Sixto. Es mi mejor amigo actualmente. Bueno desde ese día no nos hemos separado mas con Sixto. De ahí empezó la carrera de Alborada. Primero trabajamos muchísimo, grabamos el primer CD que nos costo muchísimo.
Mientras la tarde seguía acompañando, hablamos de cosas tan globales como innecesarias y también de la identidad, nuestra identidad…
-La gente es como que ha perdido las esperanzas.
-La gente, nuestra propia gente del campo pierde las esperanzas porque llega a La Quiaca y le dicen “no, acá tienen que aprender a hablar bien, andar bien en la vida, no decir “yoca” “usteca” eso es nuestra raza, nuestra tierra. Antiguamente en todo el norte argentino se hablaba quechua. Si decimos yoca, ya es una palabra quechua.
-¿Y porque se pierde el ser puneño?
-Por la marginación, acá en la ciudad, en las escuelas, te dicen no hable así, como”yoca he llegau tarde”. No, señorita llegue tarde. En español. Antes yo no hablaba quechua pero sabia que el quechua estaba dormido en mi así como esta dormido en vos y en todos nosotros. Me voy a Barrios, a Cangrejillos y la gente todavía habla “usteka kullo hijito es?” y yo le hablo como ellos me entienden, no voy a usar el castellano.


-Aparte hay una diferencia enorme entre el campo donde existen sociedades mas comunitarias y una ciudad mas o menos moderna como es La Quiaca, hay un tremendo contraste. Chicos con celulares, cyber, etc. Y los chicos del campo con otras vivencias. Lo que pasa cuando se cruza todo eso…
-Ahí (en el campo) esta toda la magia…
-Y cuando llegan a La Quiaca, el querer ser como el otro y dejar ser uno mismo…
-Y lamentablemente eso es vivir bajo los españoles todavía.
-¿Todo este sentimiento se plasma en la música?
-Claro, por supuesto.
-Escuche la canción “Toro Ara” y cuando uno va al río, se tira en la arena y escucha ese ruido natural se siente algo mágico, y recordando eso ¿así surgió esa canción?
-Claro, para fabricar esa canción hice una meditación tremenda, recorrí desde cuando era chico y sentí los granitos de las piedras que tocaban mis pies, porque los pies son algo importante en el cuerpo. Es donde uno siente. Y para esa canción sentí eso, sentí cada paso, cada paso mojándose al caminar…
-El sentimiento hecho música y que el mundo entero lo pueda escuchar…Mucha gente dice: se van afuera para triunfar cuando en realidad se triunfa desde adentro.
-Si triunfas tienes que triunfar con lo que sientes.
-¿Cuándo surgió eso “agarrar” un instrumento?
-A los siete años empecé con la música. Siempre me llamo la atención quena. Adquirí una que hasta el día de hoy forma parte de mi vida. Y gracias a la quenita tengo todo lo que quiero en la vida. Gracias a ella. Tengo mi familia, mis hijos, amigos, gente que me quiere muchísimo…gente que conozco en el mundo entero que es fabulosa.
Cuando Toto habla de La Quiaca los ojos le brillan como si hablara del Edén, y eso es lo que es esta tierra para él.
-¿Cómo es tu primer día de regreso en La Quiaca?
-Bajo ahí en la radio, le doy un beso a la tierra y me vengo caminando a mi casa, tranquilo a disfrutar de todo esto.
-Disfrutar…muy poca gente lo hace, eso de disfrutar de tu lugar…
-Amar esta tierra linda, siempre digo “las esperanzas jamás se pierden, si apuntan a algo, háganlo con mucha disciplina, vayan por buen camino, el camino del Japajñan (es el camino de los buenos, el de los sabios, de los justos, de Tupac Amaru.
-¿A dónde mas quieres llegar?
-Mas que llegar, me gustaría escuchar que los quiaqueños se sientan felices porque todo lo que hago es para ellos, que sepan en otros países que Argentina no es solo Buenos Aires o Tilcara o Humahuaca, donde quiera que voy digo que soy quiaqueño, quiaqueño hasta la muerte. Tengo el orgullo de haber nacido en esta tierra llena de sol aunque con viento o lluvia. Como cuando era chico iba a la escuela con el pelo todo encarchado me siento orgulloso.

Fuente: Revista Contexto año 2006